Documento preparado por: Mª Magdalena Heredia Martín, febrero 2013.
Este artículo nace de los mitos y creencias erróneas que se crean en torno al consumo de ciertas drogas relacionadas con la erótica y la experimentación sexual, coincidiendo con los años de adolescencia y el inicio de estudios universitarios. Es por eso que, conforme al Programa de Prevención de Drogas del Convenio de colaboración entre la Consejería para la igualdad y bienestar social suscrito entre la Junta de Andalucía y la Universidad de Granada en materia de drogodependencias y adicciones, se quiere hacer hincapié en la desmitificación de mitos con respecto a la sexualidad, a través de un breve repaso por los componentes de ciertas sustancias psicoadictivas y sus efectos reales en la respuesta sexual humana, analizando separadamente los efectos sobre la mujer y sobre el hombre.
Te invitamos a viajar por este paraje de información. Esperamos que sea de tu agrado y especial interés.
En nuestros encuentros afectivos sexuales no solo se dan cita los labios, manos, genitales…etc., se mezclan sexualidades, afectos, erotismos... etc. en definitiva historias y vidas complejas.
La vida sexual de la persona no es una mera manifestación del área íntima sino un polifacético estilo de vida donde se otorgan significados, valores, sentimientos y vivencias que se ponen en marcha en nuestra vida diaria, nuestra sexualidad.
Hay múltiples definiciones de drogas…“Cuando hablamos de drogas nos estamos refiriendo a aquellas sustancias que actúan sobre el sistema nervios alterando el humor, los procesos de pensamiento o conducta” (Alegret, Comellas, Font, &Funes, 2005: 56).
La búsqueda de sustancias externas para mejorar el “rendimiento erótico/sexual” ha constituido multitud de mitos históricos por parte de hombres y mujeres. La realidad, contrastando diversos estudios científicos, es que las drogas constituyen enemigos para la respuesta sexual, el crecimiento erótico y el intercambio amoroso.
“Desde tiempos muy remotos el hombre y la mujer han buscado sustancias que les permitan incrementar su placer sexual, y han recurrido a plantas, alimentos, y por supuesto, a sustancias naturales o sintéticas como lo son las drogas. Sin embargo, según todos los estudios realizados, las drogas tienen efectos negativos, no solo durante las relaciones sexuales, sino en la manifestación de la sexualidad en general” (Bolgeri & Qualierini, 2007: 79).
Los encuentros eróticos bajo la influencia de las drogas garantizan un alto porcentaje de fracaso. Imaginemos la escena con la persona deseada:
Así que como ves, las drogas y el sexo no se llevan nada bien.
Los efectos de cada una de las sustancias, el tipo de consumo, la tipología de personalidades, las condiciones salud/higiene y la duración del consumo a corto, medio, largo plazo constituyen variables fundamentales de cara a evaluar los efectos de las drogas en la respuesta sexual.
Desde el CICODE pretendemos acercarnos al complejo mundo de las drogas y su relación con la sexualidad desde un plano exclusivamente profesional y haciéndonos eco de las diferentes aproximaciones al tema, es por ello que os invitamos a “curiosear” por esta guía….
Las drogas pueden influir de tres maneras sobre la actividad sexual:
Afectan al deseo, excitación y orgasmo (Restrepo, 2006:22)
A continuación os mostramos cada una de las etapas de la respuesta sexual humana según la Guía de mediadores de Salud (2006) de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social del Instituto Andaluz de la Juventud.
DESEO: Sensaciones, impulsos, energías... que hacen que nos sintamos atraídos/as por otras personas, que nos sintamos motivadas/as a buscar relaciones o contactos sexuales, o que simplemente nos sintamos receptivas/os a sentir esas sensaciones.
Cuando decimos que todas las personas somos sexuadas, queremos decir también que todas tenemos deseos sexuales. La energía sexual, también llamada impulso o libido, la podemos reconocer como tal y no reprimirla ni inhibirla por alguna causa orgánica o psicológica.
El deseo sexual está influido por nuestros pensamientos y sentimientos, por nuestro estado de ánimo, por nuestra autoestima, e incluso por factores orgánicos, hormonales y químicos (ingesta de alcohol y drogas). También depende de cada persona, de su personalidad, de su historia de aprendizaje, y va variando en intensidad a lo largo de la vida.
Existe un mito relacionado con la diferencia de deseo sexual entre hombres y mujeres: las mujeres tienen menos deseos sexuales y por lo tanto menos necesidades sexuales que los hombres. Evidentemente es totalmente falso, lo que ocurre es que existen muchos condicionantes socioculturales represores del deseo sexual femenino.
EXCITACIÓN: Es la cantidad de impulso sexual que podemos alcanzar durante las relaciones sexuales. Este puede proceder bien de nuestras fantasías, de alguna caricia o estímulo erótico, o bien de los sentidos.
La excitación varía mucho de una persona a otra, pues no a todas les excitan las mismas cosas ni del mismo modo, ni en el mismo momento; también puede variar la duración, desde pocos minutos hasta horas. Lo que sí es común son los cambios fisiológicos en distintas partes del cuerpo, y que se deben al aumento de la tensión muscular y a la vaso-congestión.
Existen algunas diferencias entre hombres y mujeres:
Mujeres:
Lubricación vaginal.
Las paredes de la vagina se alargan y se ensanchan.
El clítoris aumenta de tamaño.
El clítoris se pone en erección y sale de su “capucha”.
Los labios menores se hinchan y se ponen “rojitos”.
Los labios mayores se separan y también cambian de color.
Los pechos aumentan de tamaño y los pezones se ponen en erección.
Hombre:
Erección del pene.
Los testículos se elevan y aumentan de tamaño.
Las glándulas de Cowper segregan un líquido acuoso que sale por la uretra.
Los pezones se ponen en erección.
En ambos sexos, aumenta el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la presión sanguínea.
MESETA: La excitación alcanza el máximo apogeo, se intensifican los cambios producidos en la excitación. El cuerpo se prepara para la llegada del orgasmo.
ORGASMO: El nivel de excitación llega al máximo, se libera toda la tensión acumulada. El placer sexual es muy intenso.
Es una parte importante de la relación sexual pero no es la finalidad ni el objetivo de cada encuentro.
Hay muchos mitos relacionados con el orgasmo:
Muchas veces olvidamos que las relaciones sexuales son para disfrutar y sentir placer en sí mismas, y no una meta a la que llegar.
Si te fijas, el orgasmo es la fase que menos tiempo dura (entre 3 y 10 segundos), y varía mucho de una persona a otra.
La vivencia es muy parecida para hombres y para mujeres:
El orgasmo femenino se inicia con unas contracciones rítmicas de los músculos que rodean la vagina, el útero y el ano. Estas sensaciones se extienden a todo el organismo. La presión sanguínea y la frecuencia cardiaca aumentan considerablemente; si la estimulación continua la mujer puede experimentar más de un orgasmo consecutivo.
Aunque fisiológicamente todos los orgasmos sean iguales, psicológica y vivencialmente son distintos unos de otros. Para que una mujer sienta un orgasmo, necesita de alguna manera la estimulación del clítoris, bien directa o indirectamente. Después del orgasmo, se siente una suave sensación de alivio por todo el cuerpo.
El orgasmo masculino, es mucho más estereotipado que el femenino. La eyaculación sucede en dos fases:
Ya te explicamos que aunque el orgasmo y la eyaculación ocurran al mismo tiempo no significan lo mismo.
El hombre necesita un periodo de recuperación para poder sentir otro orgasmo, es lo que se llama periodo refractario: es necesaria una recuperación fisiológica antes de volver a eyacular de nuevo. Varía de unas personas a otras, de una situación a otra, y con la edad este tiempo se alarga.
RESOLUCION: Todos los cambios corporales producidos van desapareciendo poco a poco, volviendo a la posición de reposo y pasando por una sensación de relajación mental y corporal total. Estamos más receptivos/as para hablar con la pareja o compañero/a sexual, a sentir el contacto físico y su proximidad. Esta descripción de las distintas fases es sólo un modelo explicativo para entender cómo responde y cómo funciona el cuerpo ante una estimulación sexual determinada.
(Fuente: Guía de sexualidad para mediadores y mediadoras juveniles, Junta de Andalucía 2006 )
(Diagramas extraídos de http://www.amssac.org )
La respuesta sexual es promovida por el sistema nervioso: un cambio en la conducta o estado de ánimo comporta un cambio en la química cerebral, y también a la inversa: una alteración interna de la química cerebral supone una modificación conductual o anímica. Justamente eso es lo que ocurre con las drogas: “cuando llegan al cerebro alteran el curso de las reacciones químicas cerebrales”, (Alegret, Comellas, Font,&Funes, 2005: 58), mientras que otras sustancias lo hacen sobre los centros nerviosos periféricos que controlan la actividad de los órganos genitales.
Una vez sabido esto, analizaremos drogas legales e ilegales, más habituales en nuestra sociedad y sus efectos específicos sobre la respuesta sexual humana según el esquema de Santiago Frago y Silberio Sáez (2007) Sexólogos Responsables de la Asesoría sexológica del CIPAJ.
Alcohol • Heroína • Opiáceos
Dichas sustancias relentecen el funcionamiento del cerebro, disminuyen los reflejos, inducen al sueño…etc, en dosis altas conducen al coma y muerte. A nivel sexual sus efectos son múltiples, por un lado bloquean la puesta en marcha de la fase inicial de la respuesta sexual, y por otro lado deprimen los centros cerebrales del control y la autocrítica, disminuyendo las inhibiciones sociales, intimas y personales facilitando las interacciones sexuales.
Alterar el comportamiento, posibilitando la pérdida de control y de conductas que en un estado normal no se realizarian, apareciendo en ocasiones el impulso sexual, he inhibiendo partes del sistema nervioso implicadas en la erección, dificultando así que la penetración y el coito sexual (González, Gálvez, Álvarez, Cobas, & Cabrera, 2005).
El consumo rutinario de elevadas cantidades de alcohol puede producir un deterioro orgánico con trastornos endocrinos, neurológicos y circulatorios irreversibles, que afectan de manera directa e indirecta en la respuesta sexual.
El alcohol es un depresor que dificulta tu personalidad y el acto sexual.
CONSECUENCIAS EN LA MUJER:
Los opioides disminuyen la respuesta sexual, disfunción sexual y la susceptibilidad individual de forma negativa y variable. • Estos problemas pueden ser también consecuencia del deterioro físico, la depresión y el estilo de vida caótico de muchas personas adictas a estas sustancias, con incremento de infecciones, déficit nutricional, etc.
CONSECUENCIAS EN LA MUJER:
CONSECUENCIAS EN EL HOMBRE:
Anfetaminas (speed: sulfato de anfetamina) • Cocaína • Nicotina • Xantinas: cafeína y teína
Han sido utilizadas en medicina para el tratamiento de muchos trastornos (somnolencia, hiperactividad infantil, epilepsia…) y como sustancias dopantes en el deporte. En la actualidad su uso está limitado a prescripciones médicas muy concretas (Frago & Sáez, 2007).
Las interferencias de la respuesta sexual a largo plazo son disminución de la respuesta sexual y excitación tanto en hombres como en mujeres.
La cocaína es un estimulante para sentirse hiperestimulado, eufórico/a, lleno/a de energía…etc. después de su consumo, con una fuerte adicción y el desarrollo de graves problemas mentales y físicos. Incluso con una sola toma es posible llegar a la sobredosis y morir.
Si bien es cierto que se cita con frecuencia a la cocaína como un fuerte estimulante sexual, como ejemplo: rociar en ciertas zonas como clítoris y glande con coca como estimulador, cuando por el contrario es un anestésico local, también se sabe que provoca en ocasiones trastornos como la disfunción eréctil y priapismo, así como una importante pérdida del deseo sexual (González, Gálvez, Álvarez, Cobas, & Cabrera, 2005).
Algunas personas aseguran sentirse más relajados y sexualmente más seguras cuando fuman, lo que entra en contradicción con la idea general de que el tabaco es nocivo para la potencia sexual, pero una de las consecuencias mas incesantes y molestas son el mal aliento (halitosis) producido por el tabaco en la persona deseada, con lo cual afecta al deseo sexual e incluso rechazo al encuentro erótico. (González, Gálvez, Álvarez, Cobas, & Cabrera, 2005).
CONSECUENCIAS EN LA MUJER:
CONSECUENCIAS EN EL HOMBRE:
La cafeína (café, té y cacao) y la teofilina (té) son estimulantes del sistema nervioso central sin efectos significativos sobre la respuesta sexual humana.
La teobromina (cacao) tiene efectos tonificantes sobre el sistema neuronal además de efectos relajantes / ansiolíticos (Frago & Sáez, 2007).
Son estimulantes generales del sistema nervioso, renal, circulatorio, digestivo y renal:
Sus efectos sobre la respuesta sexual humana no son significativos.
LSD • Derivados del cannabis: hachís y marihuana • Drogas de diseño: éxtasis, droga del amor, edén, Eva o speed • Amanita muscaria
Aumentan la intensidad de las relaciones emocionales, cambios anímicos frecuentes, alucinaciones a las reacciones de pánico…etc., pasados los principales efectos, sus reacciones secundarias son depresión o ansiedad que refuerzan la dependencia de esta sustancia (Frago & Sáez, 2007).
A nivel sexual presentan una realidad muy compleja dependiendo de múltiples factores, pero principalmente desvirtúan la realidad y las sensaciones generando encuentros eróticos agradables o desagradables por el cuadro de efectos que esta droga genera según Esperanza Castro (2012).
El consumo diario de cannabis produce efectos negativos en la fertilidad, tanto en hombres como en mujeres.
Se han corroborado casos de mujeres con disminución de lubricación vaginal, ocasionando coito doloroso y apertura a infecciones.
El consumo frecuente induce a desinterés por el sexo. Según recientes hallazgos de laboratorio, la marihuana provoca en los animales machos la reducción de testosterona en plasma, así como de la producción de espermatozoides, y en las hembras inhibe la ovulación (Frago & Sáez, 2007).
Un cigarrillo de marihuana puede ocasionar más daño a los pulmones que muchos cigarrillos de tabaco puesto que la marihuana contiene más alquitrán y usualmente se fuma sin filtro.
Anfetaminas METH o speed y MDMA o éxtasis, son estimulantes. Su uso crónico puede causar trastornos mentales muy graves con síntomas de esquizofrenia.
Provocan euforia y desinhibición, y desde el punto de vista sexual, pese a generar un aparente aumento del deseo pero se dificultan las fases de la respuesta sexual.
Partiendo de que habitualmente se “malpiensa” que el uso de las drogas constituye una estimulación para la sexualidad, cuando en realidad ocurre lo contrario, se ha decidido hacer una revisión bibliográfica con el objetivo de describir los efectos de las drogas en la sexualidad.
“La respuesta sexual es promovida por el sistema nervioso, los efectos químicos de algunas drogas inciden directamente sobre el cerebro modificando casi con seguridad el funcionamiento de los centros reguladores de la sexualidad…” (Restrepo, F. 2006:23)
Se ha encontrado que los principales efectos de las drogas en la sexualidad femenina constituyen la alteración del ciclo menstrual, y por tanto, trastornos en la ovulación, la disminución del deseo sexual, la anorgasmia, la disminución de la lubricación vaginal, el bloqueo de la respuesta sexual, la disfunción sexual y la infertilidad. En el caso del sexo masculino se ha identificado como principales efectos de las drogas: la disminución de las hormonas masculinas (testosterona), la disminución en la producción de espermatozoides, la disfunción eréctil, la disminución del deseo sexual, la impotencia, la infertilidad, el aumento del tamaño de la próstata (en el caso del uso de esteroides), el retraso en la eyaculación y la disfunción sexual (González, Gálvez, Álvarez, Cobas, & Cabrera, 2005:11).
Algunas tipologías de drogas en menor o mayor repercusión en sus efectos inmediatos, pueden reflejar mayor desinhibición, aumento de sensaciones y otras sensaciones, pero lo cierto es que ninguna droga incrementa el deseo sexual, ya que esto depende de una multitud de factores hormonales, fisiológicos, psicológicos, culturales y sociales, produciendo disfunciones sexuales tanto en el hombre como en la mujer.
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